Comunidad rural de Arizona mejora atención médica de campesinos

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Por Sabine Galvis
Cronkite News

WILLCOX — Son voces en español. Se filtran sutilmente en un edificio que se convirtió en el corazón de Winchester Heights; un vecindario de campesinos en el sur de Arizona. El centro comunitario se dedica a organizar y a educar a los residentes para mejorar su salud.

Cuando el reloj marcaba casi las 6 de la tarde, los hombres y las mujeres empezaron a llegar; algunos directamente después de trabajar 10 horas en los invernaderos de una plantación de tomates. El trabajo manual, el calor excesivo bajo el sol de Arizona y la exposición a pesticidas causan en los trabajadores problemas musculares y óseos, de acuerdo a Jill Guernsey de Zapien, fundadora del Centro de Educación para la Salud del Área del Sureste de Arizona (SEAHEC conocido por sus siglas en inglés). Estas condiciones sólo son una fracción de las muchas contrariedades que el centro está tratando de resolver tras un año de estar en funcionamiento, explicó Linda Cifuentes, una integrante de la organización.

“En esta comunidad en particular, que es rural y aislada, muchas veces no pueden ir al médico”, dijo Cifuentes quien es además coordinadora del Centro Comunitario de Winchester Heights.“No pueden conducir hasta Tucson para ver a un médico. Y seguramente se encuentran con muchas personas que no son bilingües en estos centros de salud”, agregó.

La organización se asoció con la Universidad de Arizona para establecer el centro comunitario que se finalizó en agosto de 2018. Además de servir como lugar de reunión para las aproximadamente 600 personas que viven en Winchester Heights, el centro de propósitos múltiples educa a los residentes a cómo cuidarse mejor. La mayor parte de ellos son latinos.

“Porque la mayoría son trabajadores agrícolas, les hemos enseñado a cómo protegerse al estar bajo el sol y también sobre el cáncer de piel”, dijo Cifuentes.

La capacitación adicional se ha centrado en la nutrición, la diabetes y el tratamiento de problemas comunes como un resfriado o la gripe, y también a que sepan las diferencias entre esas dolencias.

El centro también capacita a algunos lugareños. Las promotoras de salud son un ejemplo; ellas laboran como educadoras y defensoras de la comunidad.

“Van de casa en casa enseñando a los miembros de las familias sobre estos problemas de salud y les dan consejos de cómo cuidarse unos a otros”, dijo Cifuentes.

El acceso al tratamiento de salud es un desafío en comunidades agrícolas aisladas como Winchester Heights. Según la Asociación Nacional de Salud Rural (NRHS, por sus siglas en inglés) la atención médica básica a pacientes en comunidades rurales es de 39.9 médicos por cada 100,000 personas, en comparación con 53.3 por cada 100,000 en áreas urbanas.

El número de personas sin seguro médico también es mayor en áreas rurales. Muchos trabajadores agrícolas temporales o por contrato, no reciben los beneficios de un seguro médico. Las estadísticas del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos muestran que alrededor del 53 por ciento de los trabajadores agrícolas en el país, no tienen seguro de salud. El promedio nacional de adultos menores de 65 años sin seguro médico es del 13 por ciento.

NatureSweet, una productora de tomates de San Antonio, Texas, emplea a 400 trabajadores en sus operaciones en Willcox. Dentro de los invernaderos, las plantas de tomate forman hileras tras hileras, los trabajadores arrancan, podan y clasifican los tomates, mientras las abejas cargadas de polen vuelan hacia sus colmenas.

Los trabajadores, una mezcla de empleados por contrato y trabajadores regulares, laboran cuatro días a la semana. Los miércoles y los fines de semana están libres para pasar tiempo con sus familias, pagar facturas y atender sus necesidades de salud.

Efraín Gutiérrez es uno de esos trabajadores. Una tarde reciente en el centro comunitario, Gutiérrez sonrió cuando le preguntaron sobre la última vez que visitó a un médico. “Hace años”, dijo en español. A pesar de tener un seguro médico de la compañía, Gutiérrez no ha visitado una clínica. Él considera tener buena salud.

Gutiérrez ayuda a organizar juegos de fútbol en el campo recién instalado detrás del centro comunitario, y está agradecido por los cambios positivos.

“Había como 40 hombres, 20 mujeres y más de 100 niños jugando aquí, cosa que nunca se había visto”, dijo Gutiérrez. “Muchas gracias al centro y a la gente que viene. Por ejemplo, van casa por casa y revisan el agua además de asegurarse de que no les haga falta nada. Antes esta comunidad era una comunidad muy abandonada”, dijo Gutiérrez.

Jill Guernsey de Zapien, directora de investigación de salud pública fronteriza y binacional de la Universidad de Arizona y fundadora de SEAHEC, ha dedicado su carrera al estudio de los problemas de salud que afectan de manera única a los residentes rurales y a los trabajadores agrícolas. Ella se inspiró en el trabajo de su padre como organizadora laboral.

“Desde niña aprendí sobre la invisibilidad de los trabajadores agrícolas”, dijo Guernsey. “Cuando era niña, era muy fácil hacer las conexiones y pensar, por qué ellos no reciben un salario decente. Todo lo que estoy comiendo, no podría ser posible. Muy, muy joven, tuve un sentido real de la injusticia”.

Ella imagina un futuro donde los trabajadores agrícolas reciban el mismo acceso a la atención médica y tengan mejores opciones que se adapten a sus necesidades.

“Eso es lo que realmente se necesita, porque los trabajadores agrícolas están en el campo durante el día”, dijo Guernsey. “Pero al final, no debería ser diferente a ninguno de nosotros”.

Con sus estudiantes y Gail Emrick directora actual de SEAHEC, Guernsey de Zapien ha continuado explorando posibilidades sobre cómo hacer la diferencia en otras comunidades similares a la de Winchester Heights.

Unos meses después de la apertura del centro comunitario, una clínica de salud móvil, administrada por los Centros de Salud Comunitarios de Chiricahua, se mudó a Winchester Heights. Todos los miércoles, excluyendo los días festivos, la unidad móvil se estaciona afuera del centro comunitario para brindar atención médica y atender a personas con diabetes, hipertensión y enfermedades crónicas comunes que afectan desproporcionadamente a los latinos.

Cifuentes dijo que esfuerzos como los que están ocurriendo en Winchester Heights podrían servir como modelo para otras comunidades rurales o desatendidas.

“Sabía que los trabajadores agrícolas eran una población muy vulnerable”, expresó Cifuentes, “pero no sabía en qué medida”.

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Trabajadora agrícola recogiendo tomates en un invernadero. Algunos de ellos dicen padecer de problemas musculares por las largas horas de trabajo en el intenso calor. (Fotografía Megan Marples/Cronkite News)
Linda Cifuentes de SEAHEC, es la coordinadora del Centro Comunitario Winchester. Cifuentes coloca en una pizarra un listado de las notas que contienen las metas de los miembros de la mesa directiva del centro. (Fotografía Megan Marples/Cronkite News)