La copa menstrual

Nombre: CNS-CopaMens. 1183 palabras. Por Emily Schmidt y Sinead Hickey

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PHOENIX – Una en cada cuatro mujeres tuvieron que escoger entre comprar productos menstruales o comidas durante el año pasado, según una encuesta realizada por Intima, empresa sueca de productos íntimos para mujeres.

La variedad de productos de época disponibles hoy en día va mucho más allá de las compresas y tampones de ayer. Además de los diferentes tipos de compresas reutilizables y tampones de algodón orgánico, hay también ropas interiores de menstruación y copas menstruales. El mercado mundial de productos de higiene femenina alcanzará los 31.510 mil millones de dólares en 2027.

“No existe tal cosa que un producto [menstrual] va a satisfacer el 100 por ciento de la población que lo necesita”, dijo en inglés Monica Chinisaz, directora de operaciones de FemmyCycle, una empresa que vende copas menstruales.

Al igual que la variedad, el costo de estos productos varía dependiendo de la marca, cantidad y necesidad. Una caja de compresas o tampones cuesta en promedio $7. Sin embargo, 36 estados tienen un impuesto adicional sobre los productos menstruales.

A pesar de la popularidad de las compresas y los tampones, las copas menstruales han comenzado a ganar tracción por su sostenibilidad económica y ambiental. De acuerdo a Chinisaz, una copa menstrual es un producto alternativo que recoge líquido menstrual en lugar de absorberlo como compresas y tampones.

Los productos menstruales han recorrido un largo camino desde la tela y los cinturones. Los primeros productos más modernos llegaron en 1920 con las compresas de Kotex y más tarde en 1936 con los tampones de Tampax. Aunque la copa menstrual fue inventada solo un año después de los tampones, la profesora Lara Freidenfelds dice que no ha experimentado la misma popularidad. En cambio, ha entrado y salido de moda en varias décadas: los años treinta, setenta, ochenta y hoy.

“El hecho de que las mujeres menstrúan ha sido mucho menos estigmatizado en los últimos 100 años, pero no necesariamente la demostración pública de la sangre menstrual”, dijo Freidenfelds, autora de “The Modern Period: Menstruation in Twentieth-Century America”, un libro sobre los nuevos métodos de gestión y pensamiento sobre la menstruación durante el siglo XX.

Las copas menstruales requieren que las personas que menstrúan manejen más sangre que las compresas y los tampones.

Típicamente, una copa menstrual se encuentra justo debajo del cuello uterino, pero la copa menstrual de FemmyCycle fue diseñada de manera diferente para acomodar a aquellos con diferentes alturas de cuello uterino. Naturalmente se siente más bajo en el canal vaginal.

Chinisaz dijo, “en broma decimos que somos la copa madura donde pruebas todas las demás, pero luego vienes a nosotros, y luego finalmente encuentras la que encaja”.

A pesar de los videos y las instrucciones escritas que muestran y explican cómo encajar correctamente una copa menstrual en el interior de la vagina, Freidenfelds dice que las copas aún no se han convertido en una norma social porque hay una sensación de inseguridad física.

“Los baños públicos no son el lugar más conveniente para que las mujeres manejen una copa menstrual, vaciar la sangre y lavarla”, dijo.

Demetra Presley es la directora ejecutiva de Go With the Flow, una organización que provee productos menstruales a más de 230 escuelas en Phoenix y Tucson. Su organización ha donado copas menstruales a las escuelas, pero no se las pide a menudo. Ella dice que la gente no piensa en el manejo que viene con los productos, especialmente para individuos de pocos recursos o sin hogar.

“Cuando se utilizan las copas menstruales, hay que tener acceso a baños, agua caliente y cualquier otra herramienta que se necesite para mantenerlos limpios”, dijo. “¿Cuán ampliamente disponibles y accesibles son ambas cosas para individuos desprotegidos?”

Chinisaz ha recibido una multitud de preocupaciones de los clientes sobre las copas menstruales, basadas en suposiciones de que son sucias, desordenadas, incómodas e incluso impactan la virginidad. No obstante, ella dice que la educación sobre los beneficios del producto es clave.

“Una de las cosas que realmente queremos hacer es desafiar este estigma tradicional, el tabú, la narrativa que existe allí y proporcionar educación y recursos [en forma de copas menstruales] que la gente encontrará más beneficiosa”, dijo.

El precio de una copa menstrual puede variar desde tan bajo como $10 a tan alto como $42. La copa de FemmyCycle cuesta $29,99. Mientras que $30 puede parecer un precio alto para algunos consumidores, las copas menstruales pueden durar años con el cuidado adecuado, así que, a largo plazo, pueden ser menos costosas. Por supuesto, hay un rango de precio para adaptarse a diferentes capacidades económicas.

Sin embargo, no todas las copas menstruales son perfectas y eso aumenta el riesgo financiero de tener que comprar más de una hasta que uno encuentre la que le sirva mejor.

Si usted está viviendo de cheque de pago a cheque de pago, no puede comprar algo ahora [como una copa menstrual] y siempre asumir que se ahorrará dinero más tarde”, dijo Freidenfelds.

La popularidad de las copas menstruales está en paralelo a su aceptación social. Como tampones, las copas tienen connotaciones sexuales y preocupaciones sobre los hímenes y la virginidad. Freidenfelds dice que estas connotaciones han persistido desde la invención del producto.

Como una mujer mexicana, Rebecca Álvarez Storey dice que hay tabúes profundamente arraigados sobre la menstruación en la cultura latinx. Ella es una ex sexóloga y la fundadora de Bloomi, un mercado de productos de higiene, menstruación y sexo. Muchas personas latinx se plantean que deben ser realmente hipogénicos, la menstruación y el sexo son sucios.

“No nos sentimos cómodos tocando nuestros genitales… en la cultura latinx, por lo que no usamos tampones, y mucho menos copas menstruales,” dijo.

A pesar de la vergüenza asociada con estos productos, han permitido a las personas que menstrúan escapar mejor de la vergüenza de tener un período en general de acuerdo a la profesora Sharra Vostral, que escribió “Under Wraps: A History of Menstrual Hygiene Technology”, un libro sobre el desarrollo de tecnología menstrual en el siglo XX.

Mientras las copas menstruales parecen la solución ideal por cuenta de su larga vida y, por esa razón, su bajo costo, las personas que menstrúan en las comunidades de bajos ingresos no siempre pueden darse el lujo de tomar riesgos y probar nuevos productos para la menstruación.

“La menstruación tiene que ver notablemente con la clase social en los Estados Unidos”, dijo Freidenfelds.

Por lo tanto, ella dice que las copas menstruales pueden convertirse en una mejor opción para las comunidades de bajos ingresos, si más personas de clase media estuvieran dispuestas a tratar de normalizarla. Habría menos estigma alrededor de la curva de aprendizaje con copas menstruales o accidentes potenciales que vienen con cualquier producto menstrual.

Pero para llegar a un punto en el que las copas menstruales son más populares, Vostral dice que debemos empezar por educar sobre los productos y sus cuerpos a quienes menstrúan.

“La idea de libertad relacionada con los períodos menstruales está ligada a esos productos, así que tengo curiosidad en este momento con las copas menstruales si estamos en otra era de expansión de los derechos civiles y de género”.

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La copa menstrual, es un recipiente de silicona que se introduce en el interior de la vagina durante la menstruación recogiendo el flujo en su interior. (Foto de archivo Cronkite Noticias)